El escribir el anterior post me ha hecho recordar muchas cosas de las que aprendí en le carrera relacionadas con los cuentos de hadas, entre ellas, otro autor que me llamó la atención fue Vladimir J. Propp.

Propp afirma que todos los cuentos maravillosos tienen una misma estructura, con unos componentes fundamentales: las funciones.
Lo importante es qué hacen los personajes, sin pararse en el contenido concreto de cada anécdota: es decir, quién y cómo realiza la acción concretamente en cada historia no es importante. Así logra individualizar treinta y una funciones, sostenidas por siete personajes principales:
El héroe, el falso héroe, el agresor, el donante del objeto mágico, la víctima, el padre de la víctima y los auxiliares del héroe.Sobre este esquema se urden los cuentos de hadas, faltando esto o aquello, pues no todas las funciones están presentes en todas las historias, pero se mantiene fija la estructura.
Las funciones de Propp son las siguientes:
Alejamiento. Uno de los miembros de la familia se aleja de la casa.
Prohibición. Recae sobre el protagonista una prohibición.
Trasgresión. Se trasgrede la prohibición.
Interrogatorio. El agresor intenta obtener noticias.
Información. El agresor recibe informaciones sobre la víctima.
Engaño. El agresor intenta engañar a su víctima para apoderarse de ella o de sus bienes.
Complicidad. La víctima se deja engañar y ayuda así a su enemigo, a su pesar.
Fechoría. El agresor daña a uno de los miembros de la familia o le causa perjuicios.
Carencia. Algo le falta a uno de los miembros de la familia o bien tiene ganas de poseer algo.
Mediación, momento de transición. Se divulga la noticia de la fechoría o de la carencia, se dirigen al héroe con una pregunta o una orden, se le llama o se le hace partir.
Principio de la acción contraria. El héroe-buscador acepta o decide actuar.
Partida. El héroe se va de su casa.
Primera función del donante. El héroe sufre una prueba, un cuestionario, un ataque, etc., que le preparan para la recepción de un objeto o de un auxiliar mágico.
Reacción del héroe. El héroe reacciona ante las acciones del futuro donante.
Recepción del objeto mágico. El objeto mágico pasa a disposición del héroe.
Desplazamiento. El héroe es transportado o conducido cerca del lugar donde se halla el objeto de su búsqueda.
Combate. El héroe y su agresor se enfrentan en un combate.
Marca. El héroe recibe una marca.
Victoria. El agresor es vencido.
Reparación. La fechoría inicial es reparada o la carencia colmada.
La vuelta. El héroe regresa.
Persecución. El héroe es perseguido.
Socorro. El héroe es auxiliado.
Llegada de incógnito. El héroe llega de incógnito a su casda o a otra comarca.
Pretensiones engañosas. El falso héroe reivindica para sí pretensiones engañosas.
Tarea difícil. Se propone al héroe una tarea o prueba difícil.
Tarea cumplida. La tarea es realizada.
Reconocimiento. El héroe es reconocido.
Descubrimiento. El falso héroe o el malvado queda desenmascarado.
Transfiguración. El héroe recibe una nueva apariencia.
Castigo. El falso héroe o el agresor es castigado.
Matrimonio. El héroe se casa y/o asciende al trono.
Todo lo cual me recuerda a un juego de cartas maravilloso que me regaló mi hermano (que tuve el error de dejárselo a alguien y no volver a saber de él), se llama "Érase una vez" y creo que lo podréis encontrar en tiendas de rol (al menos fue ahí donde lo compró mi hermano).

Uno de los jugadores asume el papel de narrador que, utilizando los componentes que muestran sus cartas, inventa y cuenta un cuento, intentando siempre conducir el argumento hacia el fin que le permitirá ganar la partida. El resto de jugadores tratan de interrumpirle con sus cartas para arrebatarle el puesto de narrador. Gana el jugador que se queda antes sin cartas de narración y que consigue acabar el cuento.
Un juego altamente recomendable, aunque para niños ya algo mayores (incluso para adultos, jejeje)