Me ha gustado mucho este libro, consigue engancharte a pesar de la dificultad “formal” para leer un texto en el que no existen los signos de exclamación, ni interrogación, en el que los diálogos se escriben de corrido, únicamente separados por comas y en el que para encontrarte un punto y aparte tienes que caminar varias caras.
No se que se pretende con tales “originalidades”, creo que los aspectos formales de un texto están para facilitar la lectura y aunque con esto pretendan expresar el caos en el que está sumida la sociedad (por poner un ejemplo) en el que no existen exclamaciones ni interrogaciones porque los sentimientos han desaparecido, pues existen otras maneras de expresarlo que no vuelvan loco al lector.
Me gustan los libros que tratan sobre un mundo futuro y ver cómo se lo imaginan los diversos autores. Quizás alguno de ellos actúe como profeta y al igual que en su día Julio Verne acierten en sus vaticinios.
A mi, lo que más me atemoriza en el caso de un futuro estilo apocalíptico no son las bombas ni las guerras sino una enfermedad de esas que barran el mundo en un par de semanas y aquí se acabó todo. Con lo de la gripe aviar estaba nerviosísima viendo las noticias. Bueno, supongo que todos tengamos nuestras propias neuras y habrá quien se imagine el fin del mundo con una bomba atómica, todos abrasados por el sol, con el aire irrespirable, sumidos en la pobreza después de explotar todos los recursos naturales del llamado tercer mundo… hay que ver lo positiva que me he levantado hoy…
El caso es que esto no durará eternamente, y de alguna forma terminará, aunque no lo vean (ojalá) mis ojos.
Aunque no lo parezca el libro me ha hecho verlo todo de una manera positiva, minimizando mis tonterías y diciéndome a mí misma aquello de “Carpe Diem”, a vivir que son dos días.
No se que se pretende con tales “originalidades”, creo que los aspectos formales de un texto están para facilitar la lectura y aunque con esto pretendan expresar el caos en el que está sumida la sociedad (por poner un ejemplo) en el que no existen exclamaciones ni interrogaciones porque los sentimientos han desaparecido, pues existen otras maneras de expresarlo que no vuelvan loco al lector.
Me gustan los libros que tratan sobre un mundo futuro y ver cómo se lo imaginan los diversos autores. Quizás alguno de ellos actúe como profeta y al igual que en su día Julio Verne acierten en sus vaticinios.
A mi, lo que más me atemoriza en el caso de un futuro estilo apocalíptico no son las bombas ni las guerras sino una enfermedad de esas que barran el mundo en un par de semanas y aquí se acabó todo. Con lo de la gripe aviar estaba nerviosísima viendo las noticias. Bueno, supongo que todos tengamos nuestras propias neuras y habrá quien se imagine el fin del mundo con una bomba atómica, todos abrasados por el sol, con el aire irrespirable, sumidos en la pobreza después de explotar todos los recursos naturales del llamado tercer mundo… hay que ver lo positiva que me he levantado hoy…
El caso es que esto no durará eternamente, y de alguna forma terminará, aunque no lo vean (ojalá) mis ojos.
Aunque no lo parezca el libro me ha hecho verlo todo de una manera positiva, minimizando mis tonterías y diciéndome a mí misma aquello de “Carpe Diem”, a vivir que son dos días.
3 comentarios:
A mi también me fascinó este libro. A través de él conocí a Saramago y despúes tuve que leer más de este autor, cuya sensibilidad y compromiso con el mundo que le ha tocado vivir, me admira.
Te animo a leer de él Memorial del Convento, es mucho más que una historia de amor. No te defraudará.
un saudo (Me encanta tu blog)
hola qué blog más bonito. Para mi Saramago fue todo un descubrimiento, y aunque la novela Ensayo sobre la ceguera también me fascinó, todavía me gustó más Memorial del Convento. Te la recomiendo.
Bicos moitos una novatablogeira
ok
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