lunes, 4 de febrero de 2008

Mi historia de amor.

Estoy decepcionada, lo reconozco. Me hacía ilusión quedar finalista. Esto me pasa por orgullosa, por creerme que escribía bien. En fins, no me viene mal esta cura de humildad.

Para los que no sepan de que hablo, participo en un foro del comic "Esther y su mundo" que tanto éxito tuvo entre el público femenino hace ya unos cuantos años y que ahora está viviendo un nuevo renacimiento con la creación de nuevas aventuras y reedición de las antiguas.

Se organizaba un concurso de San Valentín en el que los que quisieran participar debían enviar un relato de cómo se enamoraron, conocieron a su amor, etc. Hay cinco finalistas y entre ellos votaremos el relato ganador.

Y bueno, pues eso, que mi relato no está, pero me ha gustado escribirlo, recordar aquel momento de mi vida. Así que aquí va para el que le apetezca leerlo.

En cuanto entró en el grupo todas nos lanzamos a por él. Un joven alto, moreno y con esos ojazos azules… puf, demasiado para mí, seguro que se me adelanta alguna de estas lobas.

Aquella tarde me cambié de jersey tres veces. Pero qué me pasa? No habíamos quedado, Susana, que no te interesaba? Por supuesto, si no me interesa, si bajo al bar por ver a la gente…

Allí estaba yo, sentada en la mesa de siempre, charlando con los demás como tantas tardes… pero aquella tarde era diferente, aquella tarde mis ojos se escapaban hacia la puerta una y otra vez.

Entonces apareciste tú. Nos miramos, nos sonreímos, te acercaste a mi mesa, te sentaste frente a mí… y a tu lado ella. No me lo podía creer. Estaban sus manos entrelazadas por debajo de la mesa? Por qué me sonreía entonces? Que era aquello? Una broma cruel?

Bueno, me da igual, si en el fondo no me gustaba… si ya sabía yo que no era para mí…

Así pasaron las semanas cuando una tarde sonó el teléfono.
- Susana, es para ti. Un tal Pedro.

La sonrisa de mi madre al darme el teléfono no tenía desperdicio…
- Si?
- Hola, Susana. Soy Pedro. Me preguntaba si podrías quedar esta tarde.
- Lo siento, he quedado ya.
- Ah… bueno, pues entonces ya nos vemos el viernes donde siempre.
- Vale. Hasta luego.
- Adiós.

Cuelgo el teléfono y me quedo pensando. La rumorología decía que habían cortado hace unos días. Igual estaba pasándolo mal y necesitaba alguien con quien hablar… qué hago? Le llamo o no le llamo? Al final descolgué el teléfono y le llamé.

Nos vimos en un bar fuera de la zona de habituales para evitar miradas indiscretas. Aquella fue una tarde de confesiones. Efectivamente había cortado con ella, pero al haberse puesto a salir casi al mismo tiempo que conoció a todo el grupo ahora se encontraba un poco perdido y descolgado.

Descubrimos que teníamos muchas cosas en común y encontré en el a una persona con la que acudir a la ópera (una aficción muy poco extendida entre los jovenes de 17 años). La ópera daba pie a una cenita después para el comentario y después que si vienen “Les Luthiers”, que si una peli… y así, íbamos recorriendo la agenda cultural de la ciudad.

Con los meses nos fuimos haciendo amigos y no hay nada peor para el amor que una buena amistad. Yo notaba que tú querías algo más. Una tarde me tocaste la mano y yo me quedé paralizada, no la retiré, pero tampoco correspondía a tus caricias. Me piropeabas y decías cosas tan lindas… sin embargo yo no sabía que responder. No quería herirte, no quería perder nuestra amistad… porque eras mi amigo, mi mejor amigo. Ya no había mariposas en el estómago, ni tres cambios de jersey. No tenía que mentir, ni decir que adoraba el fútbol para agradarte.

Si lo pensaba fríamente serías la pareja perfecta, estábamos tan bien juntos… sin embargo, el hecho de planteármelo era como cometer incesto. Había dejado de verte de esa manera.

Una noche decidí liarme la manta a la cabeza. Fuimos a un pub y pedí una copa de Cointreau. Te quedaste de piedra pues nunca pedía alcohol. Cuando comencé a notar el leve mareo que me otorgó aquella copa me acerqué un poco más a ti. Estábamos sentados en la barra. Primero coloque mis brazos sobre tus hombros. Te miré a los ojos. Tu cara era todo un poema, no podías creer lo que pasaba. Primero un beso en el cuello, en un lado, en el otro… en los labios… Fue un beso largo y dulce con sabor a naranja y alcohol.

Me acompañaste a casa, como siempre. Caminábamos lentamente, en silencio, como en un sueño. Y cuando llegó el momento de la despedida:

- Susana, creo que deberíamos seguir como amigos. Tú eres demasiado joven, tienes aún que salir, que divertirte…

Queeee???? Con lo que me ha costado lanzarme, ahora me salta este que…

- Mira, yo no quiero salir más por ahí, ya se lo que hay. Yo quiero estar contigo, yo quiero tener una pareja. Para los tíos es diferente. Es cierto que no os gusta ataros tan pronto, pero no te preocupes por mí, estoy haciendo lo que quiero hacer.

No sé ni cómo me salió aquel discurso. Creo que intentaba autoconvencerme a mí misma. Al día siguiente todo eran dudas. No me habría equivocado? Había cambiado la mejor amistad por un noviazgo incierto… ya sin alcohol y a plena luz del día tu cogías mi mano con confianza y yo seguía sintiéndome tan extraña…

Al cabo de unos días me fui de vacaciones con mis padres. Unas semanas sin vernos serían quizás lo mejor. Después de pasar tanto tiempo juntos, esos días sin ti me hicieron echarte de menos. Aquello era lo que necesitaba. Ver parejas en la playa y pensar en ti. Ver un atardecer y pensar en ti. Escuchar una canción y pensar en ti.

Aquel verano Rosana fue la celestina que nos unió en la distancia.
“No quiero estar sin ti. Si tú no estás aquí me sobra el aire.
No quiero estar así. Si tú no estás la gente se hace nadie”.

Al volvernos a ver todo había cambiado. Renacieron las mariposas en el estómago y sentir tu mano en la mía era todo cuanto podía pedir.

Por una vez en la vida había cambiado a Juanito por Kerry. Siempre me enamoré de Juanito, tan seguro de sí mismo, tan canalla… Kerry siempre pasó desapercibido… hasta hoy. Tres hijas y 11 años después seguimos juntos: mi amigo, mi amante, mi confidente, mi amor.

5 comentarios:

Candela dijo...

Guapaaaa. siento haberte causado una desilusion, pero recibimos mas relatos de los que al principio crei (casi 40), y escoger para vicky no ha sido facil. A mi me gustaron muchisimos, pero no fui yo las que los escogio, si no ella, anonimamente, sin saber quienes sois. No te preocupes, que tu eres una ganadora en cada uno de los aspectos!! ¿Acaso no te llevaste al chico? ay, que os he disgustao ahora a todas!!

Susana dijo...

No te preocupes Ruth, si lo de la desilusión fue un chof pasajero. La verdad es que había mucha calidad en los relatos, y como tu muy bien dices tengo al mejor de los premios en casa.

Ana Cris dijo...

Hola

Pues para mi gusto habrías ganado sin dudarlo, me ha encantado leerlo...

BSOTS

Anónimo dijo...

Susana me ha encantado tu historia y tu forma de escribir. Animo, seguro que pronto veremos publicada una gran obra maestra. Un beso de yeye!!!!

Susana dijo...

Gracias a todos por vuestros ánimos. Seréis los primeros en conocer mi primera obra publicada, jejeje.

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